«Cuando decidimos realizar el voluntariado, íbamos con la mente abierta, sin una expectativa definida de lo que encontraríamos, pero con la plena seguridad de que sería una gran experiencia de vida.
Desde el primer momento que llegas al orfanato sientes la bienvenida por parte de los niños.
Su emoción y felicidad se contagia, gracias a ellos la experiencia es tan especial, cada momento compartido tiene una lección y un aprendizaje para ti.
Nuestra labor era ayudarles en sus rutinas diarias y asistir en cualquier otra actividad del orfanato.
Un voluntariado independientemente de donde se imparte, te da la posibilidad de conocer una nueva cultura, degustar la cocina local, ver panoramas únicos de cada lugar pero sobretodo de compartir momentos inolvidables con los niños.
Es una experiencia sin igual, cambia tu perspectiva ante la vida, que no lo podrás entender hasta que lo vives y lo recomendamos a todos los que pueden sin pensarlo dos veces.»
Ivanna y Andrea.
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